El jueves, la cantante Valeria Lynch se escapó de ser jurado en ShowMatch y se vino a Mendoza a inaugurar su décima escuela de canto y de paso, a realizar un recital a sala llena en el auditorio del Parque Cívico. Como suele ocurrir en sus presentaciones y luego de dos años de ausencia, su público respondió.
Una platea sobre todo femenina que transforma sus recitales en una fiesta popular a la décima potencia, donde se incluyen pedidos de temas e interacción constante entre el escenario y la platea. Es un espacio de diversión donde todos cantan, aplauden y también exigen. Ella da todo en el escenario, hace bromas y se mete fácilmente la audiencia en el bolsillo a apenas cinco minutos de haber comenzado a cantar. "Cada día más" es lo que la gente esperaba: una lista de hits impecables, cambios de vestuario, música armoniosamente montada, prolijos arreglos, recuerdos, baladas y ritmos. No obstante, no fue ésta una puesta convencional: hubo una Valeria 3D en pantalla grande, que bailó y cantó como su original, presentó un homenaje a Nino Bravo acompañada de su trío de coreutas, coreutas que tuvieron la oportunidad a su turno de cantar solos y se sumaron varios popurrí: uno de temas de segunda línea y otro más "dance". A esto se sumó una proyección protagonizada por Mercedes Sosa, un tributo con la canción "Lo sé", de la cantante italiana Mina, que ambas grabaron para "Cantora 2" tres meses antes del fallecimiento de la Negra y que finalmente quedó fuera del disco. Como muchos cantantes consagrados de hace al menos veinte años, Valeria está en una encrucijada: se siente a veces obligada a cantar siempre lo mismo y muchos de sus temas nuevos terminan siendo desplazados por su público "conservador" que le exige repetirse infinitamente: "Mentiras", "Como una loba", "Piensa en mí", "Que ganas de no verte nunca más", "Señor amante","Cada día más", "Cámara lenta", todos de la década de los 80, canciones que ella cantó estoicamente, como una dama, sin quejarse. Ese encierro de repertorio ha derivado que ella buscara la manera de encontrarle la vuelta a su lista, de allí estos divertidos popurrí que incluyeron "Amado mío", "Río revuelto", "Extraña dama", "A cualquier precio", "Por amor a vos", "Muñeca rota" y "Amáme en cámara lenta" y otras más, sumando lo que más pudo su extensa lista histórica, a veces con frescura natural, otras veces con imposición demagógica, incluso se despidió diciendo: "Nosotros no somos nada sin ustedes". Cabe destacar que el coro, compuesto por Jessica Jaccovino, Lautaro Rodríguez y Celeste Serine, se destacó especialmente, juntos y como solistas, todo bajo la dirección musical de Claudio Waisgluss. Renovada en estética, con tecnología y un prolijo montaje escenográfico, Valeria demostró que da cada día más, que se ha preocupado por reformular sus recitales para cantar las mismas canciones de siempre pero esta vez con arreglos que refrescan el riguroso "pedido" de su platea "clásica".
"Valeria Lynch da cada día más"
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